LA MARCHA FÚNEBRE 'NUESTRO SEÑOR DE LA COLUMNA'

Comentarios de Pablo Toribio Gil, compositor de la obra.

Ha supuesto para mí todo un honor poder responder musicalmente a la invitación hecha por la Hermandad de La Flagelación sobre su idea de componer una marcha fúnebre para el bicentenario de su hermandad, obra que, a muy grandes rasgos, pretendo explicar.

Al saber la pretensión de que la marcha fúnebre se iba a destinar para armonizar el baile del Santo Paso, comencé a escribir una marcha muy acompasada rítmicamente en la que hubiese un inicio de medio minuto como preámbulo del baile, donde el cadena pudiese dictar sus órdenes; seguidamente quería que la parte intermedia fuese delicada, a imagen del rostro sereno de Jesús en el paso, a pesar de su martirio; tras ello, un final grandilocuente y enérgico, con el fin de que los cofrades del Santo Paso de La Flagelación pudiesen, con la mayor carga emocional que procuro otorgar a esta parte final de la obra, sacar fuerzas de flaqueza y finalizar dicho baile, con los acordes iniciales.

Si bien la funcionalidad de la composición estaba diseñada, ahora debía crear una serie de melodías que sirviesen de homenaje póstumo a aquellos cofrades fallecidos de la hermandad y, como homenaje en el presente, para aquellos cofrades a quienes he tenido el privilegio de verles portar y sentir su paso. La inspiración general de la composición está basada en las melodías escuchadas cada Jueves Santo en mi niñez, pues he visto sacar, portar y bailar el paso de La Flagelación durante muchos años a sus cofrades, y éstos lo portan con hombría, con sentimiento y con sumo respeto, bajo la mirada atenta del pueblo riosecano.

Ante esta situación, me decidí por intentar descubrir un material melódico que poseyese un carácter emotivo y que tuviese su eco en las marchas fúnebres del pasado, cuyas melodías son de clara resolución y tendentes a la simetricidad, de las cuales, las empleadas en el trío final combinaban el modo menor con el mayor. Dichas melodías han sido desarrolladas con cierta libertad en la forma musical y combinadas a lo largo de diversos entresijos armónicos, algunos de carácter inesperado. La obra se estructura en cuatro secciones:

  • Una introducción que se inicia con el sobrecogedor y centenario toque del tapetán (redoble percutido sobre un tambor de cuero tapado con tapete, también llamado “tapetán”,  tocado bajo este paso dese hace varios siglos). En esta parte se presenta una célula rítmica en viento metal, cuyas respuestas en viento madera y metal se quiebran con dos golpes de látigo: se trata de un retoricismo musical que representa onomatopéyicamente la secuencia del conjunto escultórico de La Flagelación. Para ello se empleará un látigo instrumental o se utilizará el efecto rim-shot de la caja. Son compases escritos con la idea de que el cadena prepare el baile del sacro paso.

 

  • Sección intermedia. Acompañados de una secuencia rítmica consistente en negra -tresillo de corcheas- negra-negra  (c  q  eee q q), elemento característico de las marchas fúnebres, comienza un primer tema cuya melodía es llevada por viento madera principalmente, dicha melodía es de carácter íntimo y delicado, a semejanza de la mirada del redentor, plasmada en una de las mejores expresiones de toda la imaginería castellana.

Posteriormente comienza un segundo tema, variación del primero, de carácter imitativo. Tras el mismo, una serie de trinos nos conduce a una modulación inesperada que constituye una ruptura total con las melodías presentadas hasta ahora, es una metáfora del dolor del reo ante uno de los latigazos de su injusta condena. Tras un puente modulante, llega la parte grandilocuente de la obra llevada en fortísimo por los instrumentos más graves del conjunto orquestal.

Con la agógica y dinámica propuesta en la partitura se procura ayudar al cofrade a proseguir su poso, tal vez el más complicado de la procesión. Tras esta parte, culmen de la obra, se retoma el tema inicial, el cual se amalgama a su vez con elementos rítmicos y melódicos del segundo tema en el saxofón primero. Posteriormente, mediante una modulación guiada en tresillos por trompetas y fliscornos, se presenta un final mayorizado en clara cadencia final. Aquí se ha de finalizar el baile del santo paso.
 

  • Trío final. Tras la cadencia final anterior y una serie de silencios, se construye esta sección, tan propia de las marchas fúnebres, sobre el grado de subdominante mayor. Esta sección se ha escrito para que la marcha fúnebre sea completa y lleve las subsecciones correspondientes, pero si “riosecanizamos” la obra y la disponemos para el baile, es aconsejable prescindir del trío y así unificar música y movimiento del santo paso; si bien el trío sí se ha interpretar en cualquier otro momento, como pudiera ser en la salida del paso, en su recogida, como obra de concierto, etc.

 
Por lo demás, cabe señalar que la organización formal, a gran escala, está estructurada en pequeñas unidades temáticas con su propio desarrollo de carácter tonal y coloreadas por la tímbrica de viento-madera, viento-metal y distintos tipos de percusión. Los distintos motivos se desarrollan a través de una textura predominantemente homorrítmica, acorde con el carácter rítmico que se procura en la marcha.

El título de la obra, Nuestro Señor de la Columna, obedece al nombre con que se conocía a esta cofradía en 1814. De este modo, se evoca a uno de los momentos más señalados de esta doblemente centenaria y emblemática hermandad.

   Quisiera mostrar mi más sincero agradecimiento a todos los hermanos y hermanas de la cofradía por hacerme partícipe de uno de los episodios más importantes de su reciente historia. Con esta marcha fúnebre, vaya también en este apartado mi más sincero reconocimiento a todos aquellos cofrades de vuestro Santo Paso que ya no están entre vosotros.

Agradezco también profundamente el compromiso, estudio e interpretación por vez primera de esta marcha fúnebre a la Unidad de Música de la Dirección de Acuartelamiento, en manos del Comandante Músico Fernando Lizana Lozano, quien conduce con maestría, preciosa técnica y gran habilidad a esta formación.

Esta composición es mi homenaje a toda la Cofradía de La Flagelación, de la que me siento parte desde hace muchos años, como todo riosecano, pero hoy soy del paso más que nunca. Gracias por hacerme partícipe del patrimonio musical de vuestra hermandad y, por extensión, de la Semana Santa riosecana, posiblemente la Semana Santa con mayor carga emocional y tradicional de nuestro país.

Dejo en vuestro legado, con orgullo e ilusión, las partituras de la marcha fúnebre Nuestro Señor de la Columna, estrenadas dentro del marco del bicentenario de vuestra emblemática cofradía en el majestuoso templo de San Pedro Mártir, con e recuerdo del conjunto escultórico que tantas veces habéis mirado con el corazón y portado con el sentimiento: el Santo Paso de La Flagelación.

 
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