EL ORIGEN

En el nombre de Dios Todopoderoso Padre, Hijo y Espíritu Santo, autor y supremo legislador de la sociedad.

Nos José Rodríguez Carreras, Pedro Sánchez Pérez, Manuel Morán, Ignacio Piñero, Manuel López de Toro, Matías Quejida, Fernando Fernández, Rafael Villar, Paulino Mauro y José Ramal, todos hermanos e individuos del gremio y ardiente devoción al Santo Paso de Nuestro Señor Jesucristo titulado de la Columna, estando reunidos en la ermita de la Soledad, a donde se ha trasladado desde la de la Santa Vera Cruz con motivo de la destrucción que en ella causaron los enemigos dejándola indecente y mal aparatada, para tratar y conferenciar las cosas pertenecientes al mejor servicio y culto de Dios, aumento de la hermandad, bien y utilidad de nuestras almas, convencidos de que debemos procurarlo así, y deseando por lo mismo promover un fervoroso celo en favor de ellas dando ejemplo a nuestros hijos y sucesores para que nos imiten; de unánime consentimiento, y mutua obligación que nos imponemos unos a otros, teniendo como fondo la tradición heredada de nuestros mayores y el anhelo de no perder el sentido de la continuidad de los siglos, establecemos para su constante observancia y perpetuidad los artículos siguientes…….

Es el inicio del acta fundacional del Gremio Hermandad de Nuestro Señor de la Columna, que un lejano 27 de febrero de 1814 firmaron ante notario un grupo de diez riosecanos con el fin de dar forma y sentido a una misma devoción. Unas primeras palabras que, con una esmerada y clara redacción, se muestran como una declaración de intenciones, ya que se pretende el mejor servicio y culto de Dios, aumento de la hermandad, bien y utilidad de nuestras almas para ser ejemplo a nuestros hijos y sucesores para que nos imiten y teniendo como fondo la tradición heredada de nuestros mayores y el anhelo de no perder el sentido de la continuidad de los siglos. Los fines más religiosos y espirituales se unen al deseo de permanencia a través de la transmisión familiar de la tradición heredada.

Para buscar el origen de esta nueva cofradía nos tenemos que remontar a las grandes archicofradías históricas que se fundaron en el siglo XVI en Medina de Rioseco, y en especial a la Vera Cruz, a la que pertenecía el paso de Nuestro Señor de la Columna. En la segunda mitad del siglo XVIII, las reformas emprendidas por los ilustrados en contra de la religiosidad popular y la reglamentación de las procesiones de Semana Santa, junto a la crisis de las estructuras económicas y sociales del Antiguo Régimen, la Guerra de la Independencia y la ocupación francesa, ya en el siglo XIX, provocaron la desintegración de aquellas archicofradías.

En aquellos convulsos primeros años del siglo XIX, hermanos e individuos del gremio y ardiente devoción al Santo Paso de Nuestro Señor Jesucristo titulado de la Columna pertenecientes a la Vera Cruz retomaron el testigo de aquella archicofradía como herederos de la tradición y fundaron la nueva hermandad en 1814. Es el sentido de continuidad que también dejaron constancia nuestros fundadores al expresar en aquella primera acta que el gremio se ha reunido en la ermita de la Soledad, a donde se ha trasladado desde la de la Santa Vera Cruz.

El inicio de la Guerra de la Independencia (1808-1813) trajo consigo, entre otras consecuencias, la interrupción del transcurso normal de la vida de Medina de Rioseco, también de las celebraciones religiosas. A partir de 1811, todavía con las tropas francesas en territorio español, el Ayuntamiento junto con el Cabildo Eclesiástico impulsarán el regreso de estas celebraciones. En medio de esta paulatina vuelta a la normalidad de la vida religiosa riosecana, a pocas semanas de abandonar España las últimas tropas francesas con el fin de la guerra, el 27 de febrero de 1814 se funda el Gremio Hermandad de Nuestro Señor de la Columna, que ese mismo año todo hace indicar que no saldría en procesión, aunque sí hay que pensar que participaría de los actos litúrgicos parroquiales.

El regreso de las procesiones de Semana Santa a las calles de Medina de Rioseco llegó en 1815. En el acta del Ayuntamiento de 14 de enero se expresa que con motivo de las ocurrencias de los últimos años ha estado suspensa la ejecución de procesiones y funciones votivas por falta de fondos y otros inconvenientes y habiendo cesado éstas acuerdan que continúe el cumplimiento de las funciones y que se pague por ello lo que sea costumbre.

Dos días después representantes del Ayuntamiento se reunieron con el presidente del Cabildo eclesiástico y prelados de las tres comunidades religiosas para tratar con ellos el sistema que se ha de observar desde la próxima Cuaresma en adelante. Franciscanos, dominicos y carmelitas habían regresado a la localidad y se pretendía volver a dejar las cosas en el ser y estado que estaban el de ochocientos y ocho, en clara alusión a la situación existente antes de la guerra, en la que dichas comunidades religiosas se habían encargado de las predicaciones y sermones cuaresmales.


A muy pocas semana de esa decisión municipal, la recién fundada hermandad, en el acta del 14 de marzo, todavía reunida en la ermita de Soledad, para mayor decencia acuerda de aquí en adelante que para conducir el Santo Paso han de llevar todos los hermanos medias negras y zapatos negros. Todo hace suponer que días después, el Jueves Santo de 1815, 23 de marzo, la nueva cofradía salió por primera vez a la calle para procesionar su talla del Señor de la Columna.

 
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